No por nada a las palometas también se las llama japutas o pirañas. Las noticias de la pasada Navidad nos dejaron con la boca abierta a aquellos que no somos cercanos a los comentarios populares acerca de este pez con bastante mal carácter.
Las palometas se mueven en cardúmenes de hasta 20 ejemplares y su modus operandi hace que ataquen cuando perciben sangre en el agua. Es por ello que si una palometa ataca porque sintió sangre, las otras también lo harán, lo que hizo que muchas personas salieran lastimadas en Rosario y en Posadas, ciudades Argentinas, el miércoles 25 y el jueves 26 de Diciembre respectivamente.
Su aspecto físico no es nada agraciado y verdaderamente inspiran temor. Su cuerpo es ancho, comprimido y redondeado, de color oscuro, con una boca similar a la de las pirañas, ya que su mandíbula inferior es más pronunciada que la superior y con dientes realmente filosos.
Se alimentan de otros peces, a los cuales descuartizan bocado a bocado. Pescadores comentan que son capaces de romper redes y líneas con sus dientes, y que si un cuerpo sin vida cae en sus aguas, las palometas se encargan de limpiarlo.
La mayor actividad de las palometas es durante el verano, que es su época de reproducción. Expertos aseguran que los recientes ataques fueron a causa de las altas temperaturas del agua, aunque otros indican que el aumento de la pesca furtiva hace que estos peces salgan a alimentarse con lo que encuentren.