Durante la noche, detecta a su presa (desde grandes aves hasta mamíferos como caballos y vacas) y se posa a su lado. Les realiza un corte en el cuerpo con sus afilados dientes y comienza a lamer su sangre. Su saliva tiene un compuesto especial que impide que se coagule. Toma la sangre de su víctima durante aproximadamente 30 minutos, pero como solo salen gotitas no la llega a dañar. Lo único que puede ocurrir es que esa herida se infecte.
Durante el día, duermen suspendidos cabeza abajo, sostenidos por sus garras desde el techo de cavernas y cuevas, formando grupos de hasta 1000 animales por colonia.
Las crías se toman del pelaje de su mamá, donde están protegidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario